Una historia para leer: "Donde viven los monstruos"

Es un clásico que con gran expresividad narra los temores y deseos de un niño que atraviesa conflictos típicos de la infancia: sus "monstruos", las incomprendidas rabietas, el miedo al abandono y a que sus padres lo dejen de querer. Una historia donde podemos reconocernos protagonistas y que leemos con placer.
“Los niños, me consta, desgastan los ejemplares en las bibliotecas y los releen constantemente en sus casas. Algunos me han enviado dibujos de sus propios monstruos, que hacen de los míos ositos de peluche. Todavía no he tenido noticia de ningún niño al que le haya asustado el libro.” Comenta el escritor e ilustrador por Maurice Sendak, autor estadounidense de origen polaco, que nos regaló “Where the wild things are” que fue publicado en el año 1963.
Muchas personas criticaron el libro porque consideraban que era incorrecto para la época, dado que no mostraba una historia idílica ni los prototipos típicamente infantiles. El protagonista, Max es un niño como otro cualquiera, y el autor nos lo muestra con los comportamientos de su edad: hace travesuras y desobedece, se enfada con su madre, tiene miedos e inseguridades que afronta con la imaginación y sus propios recursos. Por lo que el pequeño protagonista, una vez castigado a su habitación sin cenar, emprende un viaje introspectivo al mundo de los monstruos, para desafiarles cara a cara y convertirse en el rey de las “cosas salvajes”.
La obra no sería lo mismo sin las ilustraciones de Sendak: las “cosas salvajes” son monstruosas y peludas, pero taaan entrañables, y el autor hace de Max un niño expresivo, que refleja diversión, miedo, ira, sorpresa, según la ocasión. ¿Y qué me decís del traje de lobo con el que va disfrazado en el cuento?

Sendak se expresó al respecto diciendo: “La fantasía es algo que ocupa la vida de los niños. Creo que no hay ninguna parte de nuestras vidas infantiles o adultas, en la cual no estemos fantaseando. Pero preferimos relegar la fantasía a los niños, como si fuera una tontería apta sólo para las mentes inmaduras de los pequeños. Los niños viven dentro de la fantasía y en la realidad, de una manera que ya no podemos recordar. Tienen un sentido preciso de la lógica de lo ilógico, y pasan con facilidad de una esfera a otra. La fantasía es la esencia de toda escritura para niños, como creo que lo es para la escritura de cualquier tipo de libro, para cualquier acto creativo, y tal vez también, para el acto de vivir.”

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